En la primera votación del segundo cónclave del siglo XXI no hubo sorpresas y a las 19:42 de Roma salió de la chimenea más famosa del mundo una intensa fumata negra. No dejaba margen de dudas el color como en 2005. Se nota que han introducido elementos que consiguen un color definido. Esto quiere decir que podemos vivir la fumata más blanca de la historia.

Por muy alta edad que tengan, como mucho estos cardenales electores han asistido a un cónclave más en su vida y fue hace casi 8 años en el cual fue elegido Benedicto XVI. Ni siquiera en el caso de los dos cardenales más veteranos, el alemán Joachim Meisner y el belga Godfried Dannels que fueron nombrados cardenales hace 30 años en 1983 por el Beato Juan Pablo II. Para 67 de los 115 es la primera vez que concurren a la búsqueda de un sucesor de Pedro.

A estas horas deben estar intentando dormir. Algunos lo harán mejor que otros. Todos estarán rezando mucho por el trascendental momento que les ha tocado vivir. Creo que se pueden identificar distintos grupos según la presión que están sintiendo sobre ellos. Esta presión puede ser por motivo de decisión de voto o por los votos recibidos en la hora de la verdad en la que nada cuentan los pronósticos de la prensa.

Decisión de voto: Por un lado estarán los que tienen su voto decidido y además ven posibilidades de poder mantener su voto hasta el final. Personalmente, es donde me gustaría encontrarme en el caso de ser un cardenal elector. Por otro lado están los que partiendo de un candidato, hayan podido observar que puede que deban cambiar su voto.

Votos recibidos: Aquí más que grupos identifico papables. No me gustaría estar esta noche en el pellejo de quien más votos haya recibido hoy. Tiene muchas papeletas de ser el próximo Sumo Pontífice pero aún no lo es y esto debe ser muy complejo de vivir. Por otro lados están los demás más votados que deben estar en un sin vivir por si los votos de los que quizás “deban cambiar su voto” haga cambiar todo.

Nosotros tan solo podemos hacer una cosa, en pleno tercer milenio, y es mirar el color del humo de una chimenea.