Un Lunes Santo más volveré a acompañar a la Hermandad de la Sentencia de la Parroquia de San Nicolás en su estación de penitencia.
Una de las cosas que más me gusta es el acto penitencial y la misa de hermanos por la mañana que sirve como preparación para la estación de penitencia, acompañando a Nuestros Sagrados Titulares, hasta la Santa Iglesia Catedral de Córdoba.
Algunas ideas que nuestro consiliario, D. Antonio Evans, nos han transmitido son dignas de compartir. (No pretendo citarlas de manera literal porque no he tomado nota 🙂 )
Como cristianos, tenemos que dar testimonio de fe en Cristo hoy en la estación de penitencia y todos los días. Para ello, tenemos que darle tiempo y espacio a Dios. Si no le damos tiempo y espacio a Dios en el caos de las tareas diarias para hablar con Él, para orar, nunca alcanzaremos a tener el corazón en paz. Es algo muy exigente lo que supone ser cristiano, casi una utopia. Es algo solo posible para Dios. Entonces, o contamos con Él o podemos olvidarnos…
Ser cristiano es poner el corazón en el suelo para que los demás pisen blando, es ser el último entre todos. El servidor de todos. Ser cristiano es todo lo contrario a lo que el mundo ofrece como sinónimo de éxito.
Aprovecharé la estación de penitencia de hoy para dedicarle tiempo y espacio a Dios. Le pediré por mi familia y amigos. Por sus preocupaciones. Porque no se ahoguen en ellas. Pediré para que todos descubran algún día que Cristo es la solución a todos nuestros problemas y que muchas veces el problema es que no «le contamos» en la oración nuestros pesares para que nos de la paz en el corazón.